El polo de centro-derecha, en el que se encuentra principalmente las fuerzas del PRO, tiene por primera vez en la historia argentina una realidad concreta de ubicarse como segunda fuerza política. Digo por primera vez por varios motivos.
La U.C.R se encuentra dividida entre los que postulan a Lavagna y los que buscan un candidato nacido dentro del partido. A éstos se les suman los Radicales K, que ocupan los puestos de mayor relevancia y representación política, que han manifestado su interés de aliarse a la Concertación K.
El A.R.I se encuentra en la encrucijada de ser un partido testimonial o competitivo, y su única fuente de poder es Elisa Carrió, líder y máximo exponente del partido. Quizás esta sea la falencia más notoria a la hora de hablar de elecciones. No hay otro dirigente arista capaz de aglutinar un importante número de escanios. La otra dificultad es que el kirchnerismo se ha situado en su misma corriente ideológica, dejándole al ARI poco margen de acción.
El socialismo no tiene el alcance nacional de ninguna de las dos fuerzas anteriormente nombradas, pero desde la Provincia de Santa Fé con Binner como candidato a gobernador, y desde la Capital Federal con la alianza recientemente ratificada con Telerman, busca posisionarse políticamente como tercera o cuarta fuerza.
Volviendo a nuestro objeto de análisis, la centro-derecha nunca pudo conformarse como un partido único en donde canalizar los votos del electorado. En 1989 y 1999, la UceDe (Álvaro Alsogaray) y Acción por la República (Domingo Cavallo) alcanzaron el tercer puesto en las elecciones presidenciales, pero no tuvieron la habilidad política ni la capacidad de construcción para transformarse a largo plazo como tercera fuerza nacional.
Con el peronismo corrido hacia la centro-izquierda, el camino está liberado para que el PRO ocupe la vereda de enfrente. En las últimas elecciones a presidente en el 2003, desde el punto de vista estadísitco más de un 40% de la población votó a candidatos de centro-derecha (Menem 25%, López Murphy 17%). Si bien se podría argumentar que ese escenario electoral no es comparable con el que se viene (estabilidad económica y política, notorio triunfo de Cristina de Kirchner en la provincia más poblada del país, alta imagen positiva de Néstor Kirchner), el dato no deja de ser apreciable. La gran diferencia que tiene el PRO al resto de los partidos (ARI, UCR, Socialismo) surge debido a que tiene más de un hombre políticamente competitivo. Al binomio Macri-López Murphy podría sumársele Bulmberg. De esta manera, el PRO solo tendría que plantear una partida de ajedrez con el oficialismo y poner sus mejores fichas en el lugar indicado.
La incógnita pasa por saber si Mauricio Macri estaría dispuesto a poner en riesgo su liderazgo. ¿Por qué digo esto? La batalla más complicada en términos electorales para la oposición es la nacional. Tanto Néstor como Cristina Kirchner están primeros en las encuestas. El mejor candidato del PRO para enfrentarlos es Macri. Supongamos que López Murphy y Blumberg hagan una excelente elección alcanzando la jefatura de gobierno o la gobernación, y Maurico salga segundo o tercero en las presidenciales. Ante este esquema Blumberg o López Murphy pasarían a ocupar el liderazgo que dejaría vacante Macri. Ante esta prueba podremos observar si M.M representa la dirigencia madura y sin celos políticos que él tanto crítica. Ricardo López Murphy corrió el riesgo político de enfrentarse a un peronismo dividido en la provincia de Buenos Aires. ¿Macri lo hará?
Nota publicada por el diario La Nación